lunes, 22 de agosto de 2011

A, b, c, de Cartonera Maximón.

a
En noviembre del año 2009, o pudo ser en octubre del año dos mil diez, hablábamos con Manuel Tzoc  sobre la idea de hacer una cartonera, pero en mi concepción particular, imaginaba que el creador de tal editorial debía ser Manuel, porque había publicado ya un libro con Santa Muerte Cartonera (México). Esa tarde le pregunté  cuál podría ser el nombre:
-          Cartonera Maximón –me dijo sin dudarlo.
-          Así sea -respondí, y me quedé a la espera del momento.
b
Un sábado de enero del año 2011 me encontré por el Centro Histórico, como por casualidad, a David Marín, quien copa de vino en mano, me contó, en el ambiente hidratante  del bar Ex -céntrico los pormenores de un proyecto cultural que llevaba entre manos, me hablaba de un bar temático dentro de Espacio Bakabs. Consistía en no vender ninguna bebida de los Castillo, ni ninguna de los Botran, ni de ninguna transnacional. Me habló de que se vendería cacao molido, una versión de chocolate artesanal y si en caso alguien quisiera algo más fuerte se pondría una medida de boj mientras sonara únicamente música nacional no-comercial. Era un verdadero intento de retomar la idea original de compartir en el centro con gente ultra moderna un espacio abierto recientemente.
Quedamos que lo apoyaría con una lectura de poesía y nos reímos imaginando la música de Pájaro Jaguar a un volumen moderado  mientras leíamos nuestros poemas en una clave sónica y fonética. Fue una semana después que un grupo de arqueólogos, que según entendí,  que trabajaban un proyecto en Bakabs con algunas ideas de la temática sobre el Baqtun 14, casi que interrogaron a Marin y, según a mi entender, le hicieron algunas recomendaciones que nada tenían que ver con el arte. Le dijeron que ya no dijera malas palabras. Estuve riéndome por 20 minutos y cada vez que me volvía  a recordar del incidente me volvía a reír. A raíz de esto y que el socio de Espacio Bakabs, dijo finalmente que no imaginaba todavía una fiesta de esa magnitud y sin alicientes comerciales.
Marín ya no quiso hacer nada y  tampoco toco el tema por un largo periodo. Sólo recuerdo que le conté sobre la publicación accidental de mi libro y me dijo “…espero que sea mejor a lo que vimos en el Gran Hotel”, y se río.
En este periodo había hablado con Luis Méndez Salinas y me había dicho de su deseo de publicar mi Deliriosaurios, un libro hibrido de narrativa crónica y poesía aleatoria.  En eso me dijo que se habían quedado sin dinero para más ediciones, creo que en mi afán de publicar pensé en fotocopiar unos diez ejemplares del Deliriosaurios y venderlo en la fiesta de Marin, donde también iban a estar, según su rotunda imaginación, los libros artesanales. Así que en el impasse de diagramar el texto, revisarlo finalmente y sacar las copias, me imaginé el logotipo de la cartonera Maximón de la que hablamos con Tzoc. Así que tomé el icono de Maximón más antiguo que habría visto en casa de una tía y lo convertí en Photoshop a simple silueta. Así nació la cartonera, además que vivía en la Reformita en la zona 12, acompañado por una estudiante de trabajo social que entre otras virtudes tenía la gracia de ser Kaqchiquel. Dormíamos en la misma cama y de vez en cuando nos jalábamos del pelo o nos poníamos a descubrir el sabor de las manzanas.  Entonces pusimos el día 17 de Febrero.
La plaquette Deliriosaurios se publico junto con un libro de varias poetas mujeres que se juntaban a leer poesía en esos miércoles dramáticos que se dieron en llamar Poesía al Limite. Así que la inauguración de la cartonera Maximón, aunque sus enunciados gritaban que era un juego y que la editorial en realidad no existía. Los medios nos dieron publicidad, y Siglo XXI publicaría una semana después una página entera de su semanario Magazine para dar a conocer a toda Guatemala el extraño Deliriosaurios, una crónica condensada y sintética de mi búsqueda de identidad. Me encontré con que era un pastel de tres leches, algo así como un vástago de Europa con raíces mayas y una fuerte sensibilidad portuguesa.  La Cartonera Maximón vio la luz con dos publicaciones: Orgasmos Múltiples y Deliriosaurios. Los dos libros de corte artesanal, sencillos y a 25 quetzales cada uno. Esa noche en Espacio Bakabs estuvo además David Marín y J.M. Culebro los dos músicos experimentales.  Terminamos la actividad en el Bar Ex –céntrico hablando más del 2012, los nahuales apocrifos que había descubierto Marín y con Juan Calles celebrando el tono del libro, que para el tenía ecos de Miguel Ángel Asturias a quien yo detestaba de una forma inofensiva.

c
En el mes de Octubre 2011, tengo programado publicar en la Cartonera Maximón al poeta, ensayista y narrador Leonel Juracán y su libro llega desde el centro de una ciudad humeda, viscosa y maloliente.  Es un libro urbano de una mirada turbia a las esquinas de la zona y una visión universal que convierte en prismas las más profundas penas de la existencia.  Sigue la Cartonera Maximón como juego y un ejercicio de ingenua imprudencia en la movida editorial del mundo. Saludos desde el epicentro.

Enunciados de Cartonera Maximón
1.- El cartón es calle.
2.- Si, la calle misma y sus rincones.
3.- Las cartoneras no existen y todas las editoriales son cartoneras invisibles.
4.- Una cartonera siempre será una simulación divertida de un libro que es de todos y se esta escribiendo siempre en las paredes.
5.- Los libros de la cartonera no respetan los horarios de oficina e ignoran los perfumados pasillos residenciales.
6.- Cartonera Maximón es un juego.
7.- No existen los poetas, pero existe la posibilidad.
8.- Todos somos artistas y todos podríamos escribir el Decamerón o el Quijote de la Mancha.
9.- Homero esta por nacer.
10.- No existen los escritores, sólo los lectores voraces agudos y perspicaces.
11.- Esos lectores no lo saben, a veces.
12.- Esto esta pasando ahora mismo en un libro cartonero llamado Guatemala.
13.- Esto existe en tanto no haga zapping.


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