sábado, 26 de mayo de 2012

LA MUSICA EN LOS SOTANOS


REM 

Los años noventas. En esos años, si pudiera regresar en el tiempo, andaba sin novia, triste y desesperado, con un libro de Herman Hesse, con un montón de remordimientos de no se qué, sintiéndome tan mal, pero tan mal, que lo único bueno para mi era la música de REM. El álbum al que me refiero fue un éxito undergrownd, Automatic for the People. Iba bien con mi estilo de vida. Ya fumaba y bebía mucha cerveza. Alguno de mis amigos, quizás se creían Jim Morrison y lo gritaban a media noche en esos alrededores del Geminis 10. Pero yo me sentía cómodo oyendo Drive y dejándome llevar por ese aterciopelado movimiento musical. Mazy Star era de mis favoritas por eso, emulaba muy bien el roce de las olas. La nostalgia era infinita, al igual, uno podía mezclar Smashing Pumpinks o Nirvana, Pearl Jam y hasta The Cure. Ahora mismo que escucho Try not to breath no puedo dejar de pensar en la maravillosa y caótica experiencia de haber sobrevivido esos años. Aun cuando se acercaba el año 2000 y adquirí un raro síntoma obsesivo compulsivo que me llevo casi a la muerte, no puedo enumerar tantos acontecimientos.

Nirvana

Lo he contado varias veces. Uno de los primeros álbumes de Nirvana que oí con mucha fe, a punto del suicidio, fue el Nevermind.Nunca me gustó vestirme con playeras negras, no era mi estilo, lo oscuro lo llevaba dentro. Empecé a dibujar con tinta china. A escribir en diarios interminables. A buscarme la vida en empleos donde empecé a ganar bien. No me faltaban las invitaciones a fiestas y afterfiestas, fue en esas donde conocí a tanta gente. Pero resonaba siempre en mi mente Come as you are. Una amiga, que voy a cometer la imprudencia de mencionar su nombre, Paola Cruz, me comentó, mucho después de que se suicidara Kurt Cobain que ella también tenía ya un día para morir. Me dio la fecha. Muchos no le creyeron. Creo que el único que le creyó al punto de andar vigilándola fui yo. Tenía unos amigos imprudentes, gente que se vestían como Marilyn Manson y andaban con un montón de pastillas y botonetas. Pero al fin llegó el día y nadie dijo nada, a ella ya se le había olvidado todo. El único asustado era yo. Nunca le pregunté nada más. Me centré en matar el tiempo. Logro leer Smells like teen spirit en un libro de un autor nacional. Todo sigue igual.

Pearl Jam 
Black, Jeremy, el álbum Ten. Mis padres separados. Mi soledad suprema leyendo a Dickens. Mi abuela y sus sabios viajes en lancha por Atitlán con su nieto favorito. Mi discurso por empezar ante algunos condiscípulos. Esa chica que fue mi novia por un día. Las revistas Details, los vasos de cerveza a escondidas. Las guitarras eléctricas. Giovanni Pinzón hablando de publicidad. Ese trabajo donde aprendí a jugar en Photoshop. La agencia de publicidad donde podía ver desde la ventana del octavo nivel el instituto donde estudiaba. Las reuniones en casa de un poeta que escuchaba antes de hablar. La Bodeguita del Centro. Vitalogy. Spin the Black Circle. De nuevo las depresiones. La Caseta. Karla Oliveira. Ibeth y esa tiendita. El deseo y las noches hablando de la vida en la Avenida Reforma.Otros nombres completamente aleatorios. La música en los sotanos del más allá.

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