lunes, 21 de septiembre de 2009

IMPUNTUAL ENCUENTRO A CIEGAS SANS HUMOUR NOIR


El artista es responsable sólo ante su obra. Será completamente despiadado si es un buen artista. Tiene un sueño, y ese sueño lo angustia tanto que debe librarse de él. Hasta entonces no tiene paz. Lo echa todo por la borda: el honor, el orgullo, la decencia, la seguridad, la felicidad, todo, con tal de escribir el libro. Si un artista tiene que robarle a su madre, no vacilará en hacerlo...
William Faulkner, Entrevista.



Por fin nos conocimos con Diana. Desafortunadamente llegué tarde y me da la impresión que ella es de esas chicas que van anotando puntos según las actitudes del afortunado en cuestión, y bueno, yo llevaba tantos puntos menos que todo indicaba que las probabilidades de pasarla plenamente bien se verían invadidas por la torpe suerte que me precedía. Ella ya había ido a desayunar a su casa y al ver mi mensaje había regresado. No recuerdo muy bien qué tanto me dijo. Hablaba muy rápido al principio. Le brillaban los ojos como si tuviera luz dentro de sí misma. Era un hada volatil. Amigable. Sincera y francamente me tuvo mucha paciencia. No le gusta la impuntualidad, pero es de aquellas mujeres que se nota que van a vivir mucho tiempo, porque tiene un largo aliento para todo; es decir, no me quiero extender porque fue muy breve, pero podría asegurar que va a vivir mucho tiempo. Algo en ella lo reflejaba. Al cabo de un rato, pedimos pizza y tuve la mala idea de pedir vino en lugar de café. Digo mala idea porque me sentía tan como si no estuviera, que debí parecer, a veces, algo mucho menos que una sombra. Diana fue entusiasta en todo el camino a mi posible casa. Me contó cosas. Parecía como si me conociera de alguna parte, como aquellos amigos de hace diez o doce años que uno ya no recuerda muy bien. Al llegar hasta la casa, que por cierto, esta muy bien hubicada aunque es un bateau-lavoir como en el que vivio Picasso en 1904, pude darme cuenta de la espaciosa entrada y la oscuridad reinante. Una chica como de unos 17 años es la encargada y me recibió el depósito luego de hablame de todas las reglas de la casa. A Diana le hizo gracia todo eso y mucho se divirtio imitando a la chica mientras pasabamos por el Parque Central y todos los colores del medio día me dieron en los ojos llenos de nubes que yo llevaba, llenos de ansiosas revelaciones y quizas vacíos de sueño aún. Entramos al centro comercial Capitol y los policias nos levantaban del piso mientras hablabamos de cine y literatura, mientras yo iba volviendome nostalgico por las buenas literaturas latinoamericas, los directores europeos y las ocurrencias grandiosas de esta amiga que no tenía ningun inconveniente en ser ella misma. Me quedaron las imagenes del centro comercial y los policias preocupados por levantarnos del suelo, pero dudo que vuelva a verla, no es de las que se equivocan más de dos veces. Ella, realmente ignoraba que era la primera vez que yo salía con alguien a ciegas.

viernes, 18 de septiembre de 2009

BAR EX -CENTRICOS Y UNAS CUANTAS ANECDOTAS LITERARIAS


Lo que más nos gusto del Bar Central Ex –Céntricos fueron las generosas copas de vino tinto de la mejor casa Chilena. Luego, todo lo demás, interesante decoración, diversas sillas estampadas y sillones, y una barra donde me fue revelado el secreto placer de comer pizza. Placeres sencillos como ver desde la ventana como cae la lluvia y la grata compañía de los amigos y my girld.
Recuerdo una conversación con Javier Payeras allá en el Bar. Esa noche que no quiso ir a oír a Ranferi y prefirió beberse dos litros y, me quedé acompañándolo junto con otro amigo que es músico. Dijo, en una repentina lucidez “miren que de ahuevo el neón, como se refleja en ese edificio. El neón es de ahuevo, puta, nunca se apagan aunque estén viejos, siempre es la misma escena del neón apagándose y encendiéndose, intermitentes resisten… verdad que parece un cuadro de Eduard Hopper…”. Recuerdo que luego, allí, afuera, en las salitas improvisadas, me dijo que esa gente que piensa en publicar un libro de cuentos es gente pretenciosa, que apenas Raymond Carver pudo escribir, tal vez uno que corra con suerte. Habló con el músico de Hulk, de la música espantosamente triste del final de cada episodio, de la vida pura mierda de David Banner, de Batman, de Astroboy, de Mazinger Z, a todo esto, había terminado el concierto en el Club Guatemala.
Julio Serrano, con su proyecto de edición en librosminimos ha promovido encuentros de poesía con nombres como Plaza Zénsamo, Los Chicotropicos, Los colochos al poder y últimamente: El día de los albañiles, que provocan en el público un inside de curiosidad latente.
El Bar Ex –céntricos es además un refugio de los melómanos, de los sibaritas de la buena música, de los trascendentales del sonido mantra que emiten los bites desde un Ipod. Los miércoles Ipoderos son un éxito. Estuve allá para un evento musical y el ambiente es de fiesta. Y por la fiesta, cambio mi reino. Groucho Marx, con su Corona en la boca buscaba fuego mientras Harpo Marx le cortaba la palabra a su servidor.
Hace poco alguien penso que yo tenía escrito mi nombre en una de las sillas, han llegado de muchos lugares a buscarlo, la verdad en esas sillas, sólo el futuro sabe lo que se escribirá.

Bar Central/Ex –céntricos
7ma. Avenida 12-32 Zona 1
Frente al edificio donde muchos ven reflejado el rotulo neón.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

EL CAFETIN / CASA BLANCA Y UN PAR DE ESCRITORES ENTRAÑABLES


«Of all the gin joints in all the towns in all the world, she walks into mine»


Me gustaría hacer unas breves postales de los lugares que frecuento. Empezaré con el Cafetín. Una o dos de la mañana. Rótulo neón enrejado, meseras amables y serviciales, Julio Serrano con una cara de mariachi desvelado, que nos invita a sentarnos, que nos ponemos conversadores, que empieza una disertación tan natural sobre Casa Blanca la película más interesante que he visto y me atrevo a decirles que la he mirado, con mi madre, más de diez veces. Julio corre el litro hasta nosotros por amistad y solidario con nuestros humildes diez quetzales sobre la mesa. Yo estoy en un estado alterado de conciencia luego de recorrer la zona 1 hasta Bad Attitud con una amiga no vidente del brazo. Y antes de entrar confirmé que era cierto, Juan Pablo Dardon era más alto que yo y Tito Monterroso y además no era ninguna malsana invención de Javier Payeras. Lo saludamos. Juan Pablo estaba a las puertas del local de Farnes y naturalmente sostenía una cerveza, pero había algo en esa forma de sostener la cerveza que me hacia pensar en anuncios de publicidad, Juan Pablo es en cierta forma un personaje publicitario producto de infinidad de comentarios hasta volverlo un ser conciente de algunos descabellados juicios. Es popular y lo sabe y, le agrada, no hay duda, es cómodo hablando de los mensajes anónimos y entonces todo se vuelve un gran teatro, la comedia humana en el micro cosmos de este amigo; quedamos de hacer un ejercicio literario, nada más y nada menos, que en El Cevichito frente a los Próceres. Un cague de risa, cree firmemente que se acaba de graduar de sexto primaria, como bromista se gana un cien.

Me quedé con estas anotaciones de Casa Blanca en el Cafetín, paredes pintadas de blanco y sencillísimas mesas y sillas, amigos, travestís en ropa intima, provocadores borrachos y elegantes cantantes de blues. Neco parecía un naufrago sosteniendose de la mesa en ese mar de sueños que es la vida nocturna. Pero Casa Blanca merece un capítulo aparte, diré que es mi película favorita. Humphrey Bogart entre el piano y la letra de As Time Goes By, atento a la entrada de Ingrid Bergman, bella e imposible (Play it again, Sam). Siempre dije que esta película es para mi una metáfora del bien y del mal, de la sutileza de sus vestiduras, de lo impostores que son los dos, la mafia de los sentidos. Bogart hace el papel del duro, pero quien termina siendo más dura es la Bergman. Bogart decide con sabía benevolencia y presiente que si ella se quedara ya nada sería igual, que ella siempre vio en él un producto de las luces de Paris y el glamour de la juventud, pero las luces de Paris y la juventud ya se han ido o por lo menos todo ha cambiado. El también intuye que al sacrificar todo por que ella siga a Victor Laszlo (imagen del idealismo inconmovible), el podrá esperar algo mejor, un nuevo capítulo, otro affair. Muy listo. Ella también. Los amigos, una española de Galicia y un joven estudiante, que acompañaban al escritor de Trans 2.0.

El cafetín esta a un costado del Palacio Nacional, esta abierto las 24 horas. Si llega una noche de estas, es posible que pueda hablar con algun inmortal desvelandose.

lunes, 14 de septiembre de 2009

CRONICA DE UN FIN DE SEMANA/PEPINO MITICO SATELITE UNIVERSITARIO


Este fin de semana fue un hibrido a presión. Estaba mucho mejor de mi pie, y con una invitación a comer en una tarde optimista y llena de, como decían los escritores románticos, esperanzadoras promesas de la existencia. ¿Qué más podría pedirle a la vida? Salí un poco antes del trabajo porque tenía que platicar con mi hermano menor. A las doce estábamos en el café Italian haciendo dibujos divertidísimos para mi nuevo libro. Mi hermano, como ya lo comenté en otra oportunidad nunca aprendió a leer ni escribir, pero tiene una habilidad mecánica sobresaliente y sin querer me inspiró algunos dibujos de mi serie ZOO-Í-(LOGICO). A la una y media debía juntarme con esta amiga en los shucos de odontología. Era sencillo, porque estaba a la vuelta, según yo. Llegué antes de la hora, porque ella me había predispuesto a llegar temprano con una sutil advertencia que consistía en decirme en un tono maternal que si no llegaba en punto pues podría ahorcarme con sus manos invictas. Como no la conocía podía pensar, que en el peor de los casos, su amenaza podría ser cierta.
Diana me dijo de todo, y todavía así no perdió la elegancia, porque yo cometí el error de dar por hecho que La Chalana era el lugar pactado. Ella cometío el error de olvidar su celular. Los primeros minutos pensé “…que buena onda, me dijo que no viniera tarde porque ella padece de ese mal”, los meseros me preguntaban que si ya me habían atendido, y yo respondía que estaba esperando a alguien. Pensé que mi famosa amiga, conocida en Facebook, no iba a llegar y era lógico por lo ficticio del medio, pensé que talvez me había tomado el pelo y estaría, desde un sitio estratégico tomándome fotos para colgarlas en su club secreto de los plantados. Hasta que le pregunté al mesero que si aquel lugar le llamaban “los shucos de odontología”, me dijo que no. A esas horas del partido, ya había llamado como diez veces a su teléfono y no me había respondido, seguí pensando que era una gran broma..., me comí un shuco con una seven up, luego me levanté algo depre y fui a buscar el otro sitio de nuestro imposible encuentro. Revisé los mensajes por Internet y ella me decía que estaba soportando una cosa espantosa de china o Japón y además, me confesaba que había dejado su teléfono. Bizarro. Extraño. Me sentía tan tonto, y creo que en toda mi vida nunca me sentí tan tonto como el sábado, y que bueno que me tocó vivirlo a ésta edad porque antes de seguro no lo habría soportado; es un golpe muy fuerte sentirse uno inútil para las direcciones, teléfonos, números bancarios, aniversarios, cifras sumadas o restadas, días de cumpleaños, como si fuera imposible la exactitud matemática; bogar y vagar entre la nebulosa lírica lúdica de ser un perfecto navegante a la deriva. Al final, me disculpé como un buen polizón del barco fantasma.
Era una tarde esplendida como decía. Me encontré con el famosísimo Pepino que platicaba con otro amigo poeta y le enseñé la copia del primer borrador de mi libro y le gusto tanto, que me dio pesar quitárselo, (Por suerte llevaba dos copias, pensaba regalarle una a mi misteriosa amiga). Les conté mi hazaña y congeniamos que esas penas con un trago se pasan. Así que fuimos tras la gasolinera comentado en todo el camino sobre Otto Raúl González, y Pepino resulto ser un Sherezade porque podía contarme alternados tres cuentos a la vez, historias, anécdotas de un viaje a México, bromas con Juan Pablo Dardon, Xibalba y toda la mara loca con los que ha compartido un trago, que son millones. Terminamos apagando la rockola y leímos un poco de poesía precedidos por el buen gusto de un público paciente con los felices bebedores listos para quedarse en la calle por el simple gusto de pasar penas. Pepino, el mítico intelectual y maestro, gran disertador y genuino referente literario, con sus ojos melancólicos y su pelo plateado, ha vivido en la Universidad de San Carlos literalmente, ya lo conocen, saben de su atuendo de gitano, su mirada de nigromante y su pelo de aventurero sin fortuna.
Al otro día yo disfrutaba de un gin tonic sin temor y sin pena, tratando de volverme un poco más transparente entre todos mis disfraces.


Cuando me hablas, Bohemia Suburbana.

jueves, 10 de septiembre de 2009

CIERRAN FE DE RATA


Hoy vi el mensaje en Facebook. No lo pude creer, parece que Juan Pablo Dardon no pudo encontrar su blog. CIERRAN FE DE RATA, fue el mensaje. La otra vez lo comentábamos en el Bar Central, que este Juan Pablo había logrado algo sin precedentes en la historia de los bloguers. Mencioné entre risas que me había pasado a menudo que entraba al blog más por los comentarios que por el post. Polémico y disparatado, genial y casi imprescindible ante las noticias diarias o las nuevas o viejas rolas, Juan Pablo había logrado hasta entonces que muchos se interesaran por sus entradas. Las TropiEntreVistas en las que discurrían en albures para torcerse de la risa, y que decir de las recomendaciones para fin de año, eran todas unas piezas del humor más negro y más fino. A mi particularmente me gusta el blog porque no lo tomo como un blog literario sino como una provocación muy bien pensada en la que me puedo enterar de cómo va todo en el universo iconoclasta. Hace poco, un amigo se fue a dar una conferencia a Costa Rica sobre nuevos medios de difusión de la literatura, intuyó que incluyó mucho de nuestra conversación, en la que comentábamos el poder literario de los blogs y de cómo ahora, más que nunca, hay más lectores y escritores, porque todo aquel que redacta un texto en MSN, es instantáneamente un escritor. Hablando de todo un poco, gustan algunos blog´s que creo imprescindibles, Fe de Rata, el blog del Verde, Crea y, el blog del Centro Histérico, ahí me entero de todo, incluso, sé que muchos coordinan sus agendas con los datos de estos amigos atalayas del mundo. Parece que este servicio gratuito nos puso en aviso, que, como todo en la red, es virtualmente inestable.
Por fin vimos un nuevo mensaje de varios amigos, Fe de Rata no había muerto, solo andaba de parranda.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

9/09/09 DIA DEL AMOR INMORTAL


Como el cometa Halley, aún como el romance de una noche, este día ya lo intuía memorable. Para algunos es un número de buena suerte el triple nueve, pero para otros es la confirmación de una fecha irrepetible que tiene más de presuntuoso día del fin o de sospechosa marca de la bestia. Veo que en China una horda de fieles al amor lo ha canonizado como la fecha del Amor Eterno. Oigo por vía Facebook que hay una fiesta en Paris. La longevidad es una histeria colectiva en Oriente donde hacen votos por matrimonios imperecederos. En Latinoamérica que somos más amantes al baile que a la numerología sólo a unos cuantos nos recuerda las vidas de gato que nos quedan. Me sorprende que no haya salido un profeta de las sombras calendarias y hubiese pronosticado el fin, el Apocalipsis o un Armagedon menor en alguna parte del planeta. Pero lo mejor que nos vino, sans prophétes, es que fue editado por primera vez el catálogo completo de los Beatles remasterizado digitalmente para todo el mundo. La colección se compone de 12 álbumes editados en estereo, con canciones como A Hard Day´s Night, Let it Be, entre otras. Nada más por esto, creo que hubo una conspiración del amor, hoy 9 de septiembre del año 2009.

martes, 8 de septiembre de 2009

WHERE IS MY MIND/TEXTOS POST-TRAUMATICOS IV


Textos post-traumaticos IV


En el post anterior, me saltó de nuevo el temor. Me siento sobreviviente, pero si no lo fuera, dónde estaría. Seguro en el infierno dando vueltas y vueltas para conseguirme una máquina de escribir. Pero las posibilidades de mi fortuna se multiplican en mi cabeza. Soy tan tonto que a veces peco de optimista, pero si estuviera inmovilizado. Hay de los inválidos. Ya estoy haciendo planes para cuando me recuperé, pienso que me voy a inscribir de nuevo a la federación de alpinismo para subir el volcán de Agua a fin de año. Pero no sé. Me gustaría detenerme a escribir las impresiones del golpe. Al segundo día del accidente experimente el helicóptero desde el centro de mi mente. Fue algo así como si mi visión panorámica se desconectara y viera todo mi departamento pero sin mover la cabeza, mis ojos desconectados rodaban por ahí y yo podía sentir aún la sensación del éxtasis del golpe. En realidad no fue una mala sensación sino que fue como si todas las dendritas se conectaran en una sinapsis múltiple de voltaje inadmisible. En otras palabras el golpe en la cabeza fue como una explosión de éxtasis en medio del cerebelo. A estas horas estaría muerto. Y estar muerto es contradictoriamente, no estar. Muchos de mis familiares hubieran volcado sus prejuicios de la forma más piadosa posible. Hubieran dicho por ejemplo que mi vida de pseudos-artista y mal viviente había dado su fruto más esperado. Puedo casi oírlos en mi funeral echándole la culpa a mi madre. Culpándola de todo, hasta del asesinato de Caín y la desnudez de Noe cuando bajo del Arca. Puedo oír los comentarios de mis parientes en los Estados Unidos, diciendo, luego de colaborar para el entierro con algunos dólares, que después de todo no era tan listo como pensaba, que por lo menos ya no va a seguir sufriendo en este mundo y todo lo demás del discurso. Puedo ver a mis primos tristes por mí y mis locuras. A mis sobrinos asintiendo ante sus madres para que tomen de ejemplo eso que le paso al pobre de Lester. Puedo imaginar el olor a flores y tibio café, los panes con jamón de las funerarias con buen gusto por las carnes frías. Creo que puedo intuir en las conciencias su juicio final para mí. Mis parientes todos de nuevo reunidos para algo tan morboso como la muerte en bicicleta de la oveja negra de una familia de ovejas grises. Todos dándole el pésame a mi madre, todos abrazándose y lamentando la tonta muerte en bicicleta. La buena tradición evangélica pentecostal podría parar en medio a un adinerado pastor para consolar a los amigos y familiares, y pienso que pondría énfasis en mis 33 años recién cumplidos. Mi hermana estaría de pie al lado de mi madre y mi hermano, tristes, solos, quizás en su ingenua tristeza podrían sentir esperanza. Cuando una oveja negra muere siempre hay esperanza. Luego vendría el entierro, los gusanitos bailarines, eso que todos debemos pasar para llegar al cielo, porque cualquier infierno, luego de esto, podría ser divino. Veo mi rostro conmocionado en el ataúd y puedo esbozar una giocondesca sonrisa.

lunes, 7 de septiembre de 2009

FIN DE SEMANA EN CASA/TEXTOS POST-TRAUMATICOS III


Frenología: Ciencia de alivianar el bolsillo a travéz del cráneo. Consiste en localizar y explotar el organo con el que uno es tonto.
Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo.


Textos post-traumaticos/III
A estas horas de la tarde ando en ropa de dormir, un pijama azul que tiene muchas plumas de ganso cayendo desordenadamente. Me gusta. Son las tres de la tarde del día domingo. Un muchacho, juega solo, con su pelota de básquet ball que rebota perezosamente en esta tarde invernal. El sol es un recuerdo. A lo lejos las montañas azules donde se presiente la lluvia me parecen nostálgicas. Soy de los que le huyen a eso. Pasé un sábado en cama leyendo un libro de Rodrigo Rey Rosa que es el libro más interesante que haya escogido para esta recuperación, La Rivera Africana. Me lo leí de un tirón, a las nueve de la noche me preparaba para cenar un poco de Chao Mein que había traído Wendy, una buena amiga. Me tomé una de las tres cervezas de reserva y cuando se fue pensé en que podría soportar ver de nuevo El lado oscuro del corazón, me reí de todo esto y poco a poco me quedé muy dormido aún con el dolor del pie izquierdo. Me desperté como a las once de la noche, oí una ráfaga de balazos, luego otra ráfaga, y mi madre se alteró. La tranquilicé diciéndole que era típico tirar al aire cuando se acaba de comprar una escuadra. Me puse la pomada y luego la venda, tomé una capsula, oí a lo lejos una fiesta pagana en la que de seguro estaban muy lejos de la madrugada. Los envidié.
Me levanté hoy domingo, con un irresistible deseo de oír algo de Charlie Parker, pero los discos piratas no tienen carátula y puse uno de Silvio Rodríguez por accidente. Tomé el desayuno jugando con Dixie, mi perra Cocker Spaniel que padece una simbiosis de gato y dragón; pensé en Fidel Castro y sus memorias a medio escribir, esas cosas que se le meten a uno saber porqué, como cuando pienso en la salud de Gabo o en los pensamientos de Sarkozy o las aventuras de Tony Blair. Recordé mi sueño. Un sueño de una fiesta. Obvio. Todos los fines de semana hay algo que celebrar. En mi sueño estaba con Juracan en una cantina de pueblo en la que le comentaba sobre un mal poema, y aparecía una amiga mía de hace años y otra compañera de trabajo sin relación lógica. ¿Por qué son así los sueños? Funden fácilmente múltiples retazos sin contemplar el tiempo o los sentimientos. ¿Serán los sueños amorales como un dios?
Se ha ido el chico con su pelota. Las nubes bajan a regar la tarde. Suena finalmente el piano de la canción del Unicornio.

HISTORIAS DE MOTOCICLISTAS/ TEXTOS POST-TRAUMATICOS II


Textos Post-Traumáticos/ II

Hablaba hace muy poco con un veterano de la motocicleta y me contaba que ya lo han aventado muchas veces, y me lo dijo con toda la naturalidad brutal del tercer mundo, con toda la bárbara insensibilidad en un país con el trafico desordenado, donde no hay señalizaciones y donde esta a la orden del día el insulto como medio para hacerse respetar. El motociclista es mensajero, de esos pobres que para invierno se visten de nylon negro y sufren igualmente en verano. Me dijo que entre sus muchos accidentes recuerda uno en la Atanasio Tzul cuando una señora adelantó su automóvil más de la cuenta y, como suele suceder, el pensó que ella iba a parar. “Diga que la moto trae una parte de metal adelante que fue la que choco contra la trompa del carrito, porque si me hubiera topado la pierna me la deshace”, me dijo. Me contó que la señora sólo le dio cien quetzales, porque el sintió que sólo había sido un golpe leve en el pie; pero aún después de un año, me dice que todavía le duele. Hablé con otro que me contó que sólo Dios lo ha salvado de muchas, porque una vez por Nueva Motserrat tuvo su peor accidente, en el que estuvo, luego de salir volando por el aire, más de diez minutos inconciente y además el automovilista imprudente se había huido, aún así tuvo la mala suerte que nadie lo auxilió y tuvo que llevar, el mismo, su moto al taller más cercano.
Hace menos de un mes, desde la esquina de mi trabajo vi como era arrollado un motociclista y no entendí la magnitud de aquello. Ahora entiendo el primitivo sistema vial al que esta expuesto desde el ciclista hasta el trailero, porque en el fondo no es un problema que tenga que ver plenamente con el conductor, sino con la señalización y ordenamiento general del transporte, con la histeria colectiva y la educación más elemental aprendida en el hogar. Creo que el conductor con buena fe, hace hasta lo imposible para no violar las reglas del juego. He oído y he visto que los conductores de camionetas son los más irrespetuosos de todo, he visto a los pasajeros quejarse de las altas velocidades cuando están peleando pasaje, hemos visto los accidentes, sabemos las consecuencias, estamos enterados de lo peligroso que es ahora subirse a un bus urbano y lo suicida que pude volverse estar al lado del chofer o del ayudante. Es poca gente la que recurre a una bicicleta para transportarse. Las motos son la gran mayoria. Las rutas viales en Guatemala no tienen espacio para los ciclistas, por eso es aplaudido Pasos y Pedales, por eso se han ido abriendo espacios como el de la zona 2. Porque yo puedo ser testigo de que hay mucha gente responsable al volante, pero también hay muchos que no saben que están manejando un arma mortal, sin parecer exagerado, de toneladas de hierro (4.000 Kgrs.), que puede terminar en un segundo con la vida de alguien o con la vida del mismo que la conduce.

Recomendaciones para Ciclistas:

-Llevar casco.
-Revisar, antes de todo, los frenos.
-Revisar, antes de todo, las llantas.
-Llevar un pequeño Kit de pinchazos.
-Un inflador.
-Llevar reflectores en la delantera, llevar también
en la parte de atrás.
-Es aconsejable, también para ciclistas, un chaleco reflector.

viernes, 4 de septiembre de 2009

VIVIR PARA CONTARLA


Todo aquel que piense que la vida siempre es cruel,
tiene que saber que no es asi,
que tan solo hay momentos malos, y todo pasa.
Todo aquel que piense que esto nunca va a cambiar,
tiene que saber que no es asi,
que al mal tiempo buena cara, y todo pasa.
La vida, Celia Cruz

Fue el verano de Semana Santa de 1995. Iba con mis mejores amigos de esa época. Paola, Giovanni, Daniel, Alejandra, no importaban los apellidos. Como todos, íbamos con toda la irresponsable vitalidad; como todos, bebimos; como todos, terminamos intoxicados de marihuana. Pero yo no toleré la mezcla diabolica después de dos días saturnales y, recuerdo que entré en pánico bajo los efectos del alcaloide, tanto, que luego me contaron que había saltado desde el segundo nivel al jardín y luego habían tenido que llevarme casi inconciente hasta la cama. Al despertar tenía un golpe en la cabeza. (Juan Pablo Dardon dice que su blog es un block de notas, Alan Mills dice que es el lado B de su libro, para mi el blog es un soulagement pervers en el que puedo decir ficciones y realidades alternativamente hasta la catarsis. Disculparan ustedes entonces el tono y carisma casi fatuo y aparentemente insensato de los juicios o verdades que acá se digan). Para seguir con el cuento, que puedo contar aún como bien me dijera Trudy Mercadal, el accidente que tuve en ese verano me dejó, en el buen sentido: medio loco. Lo digo ahora, que sé que el accidente que sufrí hace apenas tres días me devolvió la cordura y la humanidad. No es gratuito que Giovanni Pinzon, luego del disparo que sufrió regresará al mundo con los poderes auríferos de la balada y el pincel. Los golpes en la cabeza son muy temidos, hay mitos y leyendas tras ellos, lo he leído, me lo han dicho. Me cuenta un lector que su tío murió después de un año por un golpe en la cabeza, luego veo en el Internet que la gran mayoría de personas (más de 1.5 millones sólo en Estados Unidos), que se han dañado la cabeza por golpes graves han perdido la vida y, que hay más de 3 millones de personas, también en los Estados Unidos con problemas motores por haber sufrido de un choque automovilístico. Es alarmante los casos de niños de menos de siete años que por llevar golpes en la cabeza han quedado dañados de por vida en áreas tan básicas del cerebro como la del lenguaje y el aprendizaje, los cinco sentidos, o incluso las calidades motoras del cuerpo. En mi caso sólo tengo un ligero mareo por las mañanas, hoy lo experimenté como el efecto helicóptero en los días de suprema resaca. Me preocupé porque no me gustaría ver pasar mi vida diariamente en slow motion, pero el médico me ha dicho que es producto de la inflamación leve del lóbulo occipital. Ahora mismo suena en mis oídos Fast Car de Tracy Chapman y pienso nuevamente en la velocidad a la que vamos todos.

La vida que todos vivimos

No sé que habrá del otro lado. No sé si habrá un fiestón de cumbia, salsa y ballenato; no sé si sonara Hip-Hop o un Rave desmesurado, no sé. Solo sé que de niño creía que me iba ir al cielo. Hay algo en los libros que nos abre el entendimiento. Puedo atribuírselo a su libertad imaginaria, a su doble sentido existencial: estar entre el cielo y la tierra. Un lector es un viajero. Un escritor es un constructor de aeropuertos. Una de esas ideas de lector-viajero me llegó por la vía temporal y sensorial. Imaginé que el universo enteró era tan sólo el momentáneo sentimiento de algún ser a punto de despertar. No que el universo fuera un sueño, como lo han dicho muchos, sino que el universo fuera el éxtasis de algo a punto de despertar. No que el universo fuera una idea anterior al día, sino que el universo fuera un sumo sentimiento de alguien a punto de despertar. Estar escribiendo esto me pone del lado más vulnerable, digo esto porque sé lo que es estar a punto de despertar y tener la seguridad casi inexorable de que no vamos a despertar a menos que soñemos un sueño, creer que lo podremos hacer posible, sea cual fuere, esa es la sensación del universo, completar un destino. Lleno de estrellas nebulosas, de galaxias estelares, de soles cometas, de vientos lucidos como estar en medio de la mente y presenciar el nacimiento de una idea, o la muerte de una esperanza. El universo, en todo caso, sería como estar en el centro de un cerebro armonico y genial, una mente de un ser a punto de despertar, y que el mundo fuera una idea, tan sólo un breve ensayo de algo a punto de empezar. Lejos, más allá, las naves espaciales enviadas por el hombre, chocaran contra un cráneo inconcebible.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

UN DIA ADELANTADO PARA MI MUERTE


Golpe con golpe yo pago, beso con beso devuelvo,
esa es la ley del amor que yo aprendí.
Cancion Popular


Hace apenas una semana iba manejando mi bicicleta –una montañesa veterana de dos dueños, que le compré a un compañero de trabajo por la mitad de un sueldo. Iba pensando en las posibilidades infinitas de que tuviera un accidente, en el tiempo preciso para que una camioneta se subiera a la banqueta y me llevara como a cualquier cosa, en el tiempo exacto en el que un automovilista ebrio virará y me lanzará desmemoriado contra un poste de luz. Y paso ayer eso que temía. El tiempo preciso es indoblegable. Iba por la sexta avenida de la zona 4, pasándome del lado izquierdo a derecho precisamente frente al hotel Cortijo Reforma, cuando vi un Pic Up con las luces altas que se detuvo en un cruce de calle y, pensé, tuve la certeza que podía cruzar, y que, como en otras veces, el piloto se detendría ansioso mientras pasaba el molesto ciclista. Pero aceleró. Recuerdo que sentí algo parecido al pánico porque grite ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO! No recuerdo nada más que, tratando de volver en sí mientras estaba conciente de estar tirado a media calle buscando la banqueta casi arrastrándome. De algún lado llegaron personas que me prestaron ayuda. Recuerdo que les pedí sentarme porque sentía que mi cabeza era un globo que iba creciendo y que podría explotar en cualquier momento. Recuerdo también a unos señores, teléfono en mano, llamando una ambulancia; vi a un hombre de playera blanca –no recuerdo los rostros –con mi bicicleta en las manos y a otro que, mientras me iba pasando el susto, me levantaba para llevarme al otro lado, el lado donde el conductor del Pic Up, me esperaba y esperaba también su placa delantera que salto en pedazos. Antes tengo que decir que nunca me había pasado algo semejante, pero imaginaba eso con más nostalgia, quizás solo, pero al contrario, hasta unos señores que disfrutaban de cervezas Gallo salieron a apoyar al chico accidentado. Pasa de todo. El conductor del Pic Up era un hombre maduro pero juvenil, alto, consternado, que esperaba ya con alguien de su empresa, sabio y experimentado en accidentes quizás más catastróficos que el mío. Hasta entonces mi accidente era catastrófico porque nadie podía estar seguro hasta que punto estaba lastimado. Tenía una contusión grave en el pie izquierdo que me impedía mantenerme en pie, un gran chichón en la cabeza, inmediato y desmedido. Todo se arregló, yo deje que las cosas siguieran el curso de lo que iba pasando. Me subí al Pic Up, y se ofrecieron a llevarme e irme a traer de la Exposición de FOTO30, a la que aún quería ir. Reaccioné al recordar los síntomas de una contusión grave. Me llevaron a mi casa. En el camino, me di cuenta que necesitaban tener mis datos por si desmayaba. Ellos a su vez me fueron diciendo que me iban a restaurar la bicicleta y se iban a hacer cargo de los gastos del médico al otro día. Me enteré que el conductor era ingeniero de una empresa de seguridad (nombre que prefiero no difundir por razones éticas) y que estaba muy preocupado, porque también había sido la primera vez que le pasaba algo tan bizarro. En cambio don Luís Cabrera volvió ameno el viaje. Le conté que escribía, que acababa de ir a dejar el borrador de ZOO-í-(Lógico), que iba para FOTO30 en la Alianza Francesa, todo eso que viene detrás de la confesión, las bromas y al llegar a casa, con dos calmantes, un Gatorade y la promesa de que todo se arreglaría, terminé llorando, dando gracias, pidiendo perdón a todos y esas cosas después del shock. Al otro día, por la mañana llegaron por mi, don Luis Cabrera y el doctor de la empresa. Luis, me preguntó por el nombre de mi blog porque me dijo que de seguro tendría algo que escribir algo sobre eso. Le dije que talvez. Pero lo que más me conmovió, y esta es la moraleja del cuento, mis amigos lectores –porque ahora si les estoy escribiendo yo–, es que no había tal FOTO30 ayer, porque no era dos de septiembre, me había adelantado un día. La fecha es hoy.

Confesión Final

Estuve cerca de la muerte. Eso no es nada del otro mundo. Se siente que uno se va sin despedirse de todos, eso si, ya no hay tiempo. De ahora en adelante prometo portarme bien, no creo que me vuelva abstemio porque borracho nunca me hubiera pasado eso, ya otras veces lo he comprobado; talvez me vuelva paciente, un retiro a fin de año al DF, unos cuantos shamanes por los caminos de Castañeda, en fin, talvez voy a dejar de sentirme inmortal.

Lester Oliveros Ramírez
guate-mala 2/09/09

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...