martes, 21 de marzo de 2017

LO VISIBLE




 La demencia es la primera evidencia
de este mal.

El segundo, un síndrome de la escritura.
Cristo solo escribió una vez y fue en la
arena de un desierto.
Tal vez el nombre de Sobeida, Soledad o Sonia,
aquellas eran solo piedras que caían sobre otras piedras.

Esas caras serias de eruditos
a misma distancia emocional de las
carcajadas cínicas
con todo y la sensación de un crimen.

Las manos manchadas de tinta roja.
El corazón latiendo
como si una mano malabarista
lo sacara de su eje.

Hemos vencido desde ya
has peligrado entre lo visible.
Invisible la voz y el mundo fue hecho.
Si Dios fuera ciego habría inventado mis rugidos.
Invisible el reloj y el tiempo y la mano que lo suspende.
Invisible la luz y la sombra visible
la fe
el cielo y el infierno
invisible tú y tus mandamientos de jade imaginario.
Invisible el perdón y el abrazo
la gloria
la lucidez y la justicia.

El color de los ojos de la realidad
que por mucho que sea evidente no se ven.

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